Procesos y búsquedas compartidas como experiencia para el habitar

Matías Frazzi

miércoles, 11 de diciembre de 2019  |   

Hacer arquitectura es muy diferente a construir. Cuando alguien entiende y/o está interesado en arquitectura, sus búsquedas e intereses no pasan solamente por solucionar una necesidad de función y espacio. Es decir, no acepta que el hecho construido carezca de cierto diseño material y espacial, transformándose así en un hecho cultural e intelectual.

De esta manera, ese cliente no se imagina lo que busca, pero tiene muy claro lo que no quiere, y es en ese punto donde se apoya en su arquitecto para que éste imagine su búsqueda.

Casa Mercedes. La búsqueda innovadora del usuario y la respuesta del estudio. Foto: Federico KulekdjianNuestro pequeño estudio funciona desde 2004 en el barrio (el «pueblo») de Villa Devoto, apoyado en esta mirada de la profesión, sin haber nunca renunciado al hacer arquitectura. Por lo tanto, los clientes-amigos que se acercan a mi oficina interesados en nuestro «hacer» llegan con una búsqueda muy específica, certeza que nos permite dialogar en un mismo idioma. No importan los diferentes programas: pueden ser desde emprendimientos inmobiliarios, hoteleros o comerciales, hasta la reestructuración de una vivienda. Anónimo o personal, con más o menos presupuesto, la búsqueda experimental es siempre la misma. Sin embargo, sin esta misma búsqueda y diálogo de valores en común, no hay proyecto ni obra…

Marcelo Fernández Eguibar compró en 2007 una de las 6 unidades en PH que diseñé y construí sobre la base de dos viejas casas chorizo apareadas del año 1905. Se trata de una serie de viviendas diferentes a las que existen en el mercado inmobiliario. El enamoramiento fue instantáneo: el departamento cumplía con la búsqueda de diseño que Marcelo no lograba encontrar. A partir de allí, la relación se intensificó y empezamos a pensar juntos el diseño de su futura vivienda definitiva.

Marcelo es un amante del buen diseño. Su actividad profesional está ligada justamente al diseño textil, su empresa tiene una marca dedicada a la confección de vestimenta moderna contemporánea, colecciones de indumentaria para jóvenes que se van renovando temporada a temporada. Su estilo es vanguardista y descontracturado. Se diferencia continuamente por la búsqueda de la innovación.

El encargo para su propia vivienda urbana requería una búsqueda innovadora, tanto en la forma de habitar como en las relaciones espaciales y los vínculos con la ciudad. Para él, la búsqueda de diseño es irrenunciable: «Necesito que la casa tenga este programa. ¿Podemos conservar el sótano de la vieja casa y ampliarlo para hacer un SUM? La relación interior-exterior es fundamental. La fachada, neutral, abierta, pero cerrada… Imaginate cómo sería mi casa urbana y avisame cuando tengas el proyecto. Hacé lo que quieras, con confianza y libertad», fueron algunos de sus comentarios.

Dibujos, planos y una maqueta fueron suficientes para convencerlo, y encarar así el proceso para la construcción. Los diseños no sufrieron modificaciones.

Sin la visión de Marcelo, esta casa hubiera sido imposible.

Sin nuestra búsqueda en común entre la arquitectura y las relaciones humanas, tampoco... 

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