Diez condiciones/posibilidades para un abordaje integral

Javier Fernández Castro

martes, 22 de junio de 2021  |   

El derecho al hábitat tiene una historia pendular de ampliaciones y reducciones: desde el reconocimiento higienista de las infraestructuras básicas en el siglo XIX, pasando por el acceso a la vivienda, espacios y equipamientos públicos del estado nacional popular y el desarrollismo en el XX, hasta las retracciones a componentes básicos de las variantes neoliberales de las últimas décadas. La construcción de un nuevo modelo de gestión integral en el siglo XXI debe partir de reapropiar aquellos viejos paradigmas, sumándoles nuevas expresiones en manifestación de derechos recientemente explicitados. Trataremos aquí de enumerar sintéticamente  las diversas componentes que deben ser asumidas en todo proyecto de hábitat popular contemporáneo. Una política de hábitat realmente inclusiva es aquella que logre reemplazar un concepto de economía restrictivo (lo económico por barato, pequeño o incompleto) por otro expansivo (lo económico como el mejor producto por el menor coste). 

I. Ambientes
En sentido amplio, refiere a las circunstancias y entornos de los proyectos; en sentido estricto, al conjunto de los factores físicos preexistentes, naturales o artificiales, que condicionan su desarrollo. Las localizaciones de hábitat popular tienen entre sus caracteriíticas dominantes el requerir fuertes acciones de mitigación o profunda reconversión de las condiciones ambientales, razones por las cuales su territorio no ha sido disputado por otros modos de producción/apropiación. 

II. Infraestructuras
Son las instalaciones complementarias del ambiente en antropización positiva, dotándolo de recursos permanentes y universales de aguas, energías y comunicaciones, necesarias para el establecimiento. El concepto de agua segura, el encauzamiento y aprovechamiento de pluviales, la evacuación y tratamiento de aguas servidas y la dotación de energías, suman hoy en nuevo derecho la esencialidad de diversos medios de comunicación concretos y virtuales, indispensables al desarrollo productivo. 


Proyecto urbano integral Azul, Itatí. Avellaneda y Quilmes, Provincia de Buenos Aires. Convenio IEH, UBA-OPISU, GPBA. Equipo de trabajo: M. Tozzini, S. Clavell, R. Fernández Buffa, R. Johnson, E. Hetenyi, S. Barral, N. Leiva, I. Litvan, F. Lorelli, M. Pego, C. Rotundo.

III. Accesibilidades
La incorporación de viejos y nuevos barrios a la estructura de su entorno urbano-paisajístico radica también en su clara articulación al tramado, en diseño de vías y medios de comunicación, transporte y logística. La posibilidad de acceder y egresar sin restricciones, la conectividad de desplazamientos entre la intervención y la estructura macro que complementa, así como entre sus distintos sectores internos, son componentes garantes de inclusión.

IV. Habitaciones
La vivienda en tanto espacialidad básica, cobijo del grupo de convivencia, ámbito de prácticas domésticas, productivas y reproductivas, focaliza las intervenciones. En las distintas modalidades del hábitat popular se debe priorizar en buena medida el patrimonio construido, incluyendo al autoconstruido, entendido como capital cultural y material a dotar, cualificar y espaciar hasta alcanzar condiciones plenas y contemporáneas de habitabilidad. La aparición de medios virtuales, la coexistencia de vivienda y producción, la diversidad de formas de convivencia, las necesidades de crecimiento esperables o aleatorias, la visibilización y respeto de las distintas identidades de género, etc., son solo algunas de las nuevas variables que invitan a revisar tipos y disposiciones de agregación. Se buscan nuevas formas para las nuevas prcticas. El manejo de las densidades requeridas por cada contexto, la relación entre imágenes genéricas y apropiaciones específicas, los nexos entre tipos tradicionales y nuevas experimentaciones, son condiciones necesarias a complementar según cada caso de estudio, evitando las recetas genéricas y abandonando prejuicios injustificados. La habitación es además esencialmente dinámica, adaptable a cada historia de vida, debiendo evitarse configuraciones rígidas incapaces de variación. Para los sectores populares, la vivienda propia es seguramente la única de su historia y por lo tanto debe poder acompañar sus distintas y heterogéneas solicitaciones temporales. El uso de energías renovables y el acondicionamiento pasivo serán entendidos como elementos de aporte tanto a la economía de los vecinos como a la ecuacioó energética de los distritos. La incorporación de componentes de factura industrial, estimula las economías populares preexistentes y la generación de mano de obra calificada con escala y permanenecia de demanda. 

V. Referencias
Todo proyecto debe incorporar espacios y edificios referenciales garantes de prácticas grupales y colectivas, tanto para satisfacción de su propio universo como para su entorno. Estos deben ser entendidos como dispositivos de mixtura social, cualificantes del tejido en tanto diferencia, atractores y a la vez difusores de prácticas urbanas. Por primar en estas obras su carácter emblemático, atenderán tanto a continuidades patrimoniales como a la necesaria incorporación de imaginarios contemporáneos en proyección. La resignificación de referencias e improntas preexistentes, sea cual fuere su escala, aporta a la continua construcción identitaria de los sitios y sus comunidades. 

VI. Producción
La sustentabilidad en términos amplios de todo recorte de hábitat se juega en gran medida por su capacidad de aporte a la estructura productiva. Espacios de trabajo sobre objetos, bienes y servicios, de logística y comercialización, impulsando cadenas virtuosas de valor, deben incorporarse a los proyectos, partiendo de economías populares preexistentes e incorporando nuevas capacidades donde fuere requerido. El concepto de generación de empleo y rentabilidad debe trascender los tiempos de la estricta ejecución del proyecto, dejando instaladas fuerzas en permanencia, continuidad y crecimiento.  

VII. Seguridad
Es el producto de la generación conjunta entre el Estado y los diversos sectores de la sociedad de un entorno de convivencia y desarrollo pacífico. Los ámbitos y condiciones necesarias requeridas para ejercer una política de seguridad democrática, con monopolio estatal del uso de la fuerza asistido por medios de control ciudadano, deben sumarse superando estigmatizaciones externas e internas.

VIII. Apropiación
Los proyectos y gestiones requieren como condición necesaria la participación de la comunidad, sujeto de derechos en instancias anteriores, durante y posteriores a su concreción. La historia de estos barrios, desde su creación como acceso condicionado al territorio hasta su desarrollo incipiente en la conquista de derechos sucesivos, se funda en procesos de organización que deben ser obligatoriamente asociados y patrimoniados en la tarea de inclusión desarrollada por el Estado. El reconocimiento de las formas organizativas vigentes y su reimpulso allí donde se encuentren debilitadas, son garantías de apropiación concreta de todas y cada una de las acciones a desarrollar, facilitando y potenciando las gestiones. 

IX. Tenencia
Los proyectos generan transformaciones sustanciales del entorno socioespacial, las cuales se deben completar con figuras de tenencia garantizada previniendo gentrificaciones. Cada proyecto de acuerdo con su escala de desarrollo, historia de gestación, jurisprudencia, etc., admite formas de tenencia individual, cooperativa, estatal en usufructo de sus habitantes, otras de futuro diseño o combinaciones totales o parciales de las anteriores. La tenencia es condición necesaria pero no suficiente, no genera de por sí «urbanización». No aparece al principio del proceso sino al final de éste, como necesario corolario jurídico en la garantía de arraigo, una vez recalificado el contexto digno de ser tenido. 

X. Identidad
Todo proyecto socioespacial se basa en la resignificación de las preexistencias. Los códigos socialmente compartidos del proyecto implican el reconocimiento de constantes necesarias de mantener y cualificar, así como de obstáculos a reemplazar con variantes a introducir. El goce de un hábitat pleno implica el reconocimiento de este proceso y su asunción en la historia de individuos, grupos y comunidades, un nuevo hito en su organización que equilibra permanencias y rupturas.  


Este artículo resume la estructura de un trabajo mayor desarrollado por el autor y equipo de docentes/investigadores del IEH, próximo a publicarse.

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