Resistir actuando

Emilio Rivoira

miércoles, 22 de diciembre de 2021  |   

La realidad ineludible de la cuestión ambiental, dimensionada, demostrada y enfáticamente declamada, nos compromete a intentar escuchar a los especialistas, comprender los indicadores, tomar conciencia y proponernos asumir, desde donde esté parado cada quien, el rol que podemos tener en un mundo que cambiará dramáticamente en corto plazo. 

No todo es desarrollar resiliencia, entendida esta como estrategias para resistir, sino prestar atención a cómo actuar debidamente en lo que nos corresponda día a día en nuestro papel en la sociedad. No hay que transformarse en especialistas ni tener erudición ambiental. Hay que actuar seriamente según nuestra conciencia creada en el debate y la mejor información que dispongamos. 

Debemos superar la actitud de derroche y despilfarro a la que estamos entrenados por el consumismo desenfrenado, y comprender que hay otra realidad posible, reduciendo la marcha exagerada que traemos desde el día antes de esta crisis sanitaria que nos trastocó sin dejar claro si hemos entendido el mensaje o volveremos desesperadamente a una normalidad que en realidad era el problema... 

En Arquitectura hay que decidirse a tomar decisiones tecnológicas apropiadas, contribuir a circuitos productivos razonables, dimensionar programas adecuados y no escuchar más el canto de sirenas de la iconicidad visual, la genialidad forzada y la ansiosa búsqueda de originalidad. 

Eso debe enseñarse en nuestras facultades, eso debe aprenderse en nuestras capacitaciones.

El Urbanismo, la gestión y las ciencias del paisaje deben conducir el consenso por una mejor vida pública y privada, y orientar las infraestructuras y uso de recursos hacia modos prudentes de mínimo despilfarro. 

Así, el perímetro de nuestra profesión se desplazará hacia adelante, hacia un nuevo paradigma. 

A principios del siglo pasado, ese perímetro se corrió, abandonando la academia, de la mano del movimiento moderno. Iba acompañado de una nueva tecnología, el hormigón y el acero, y sostenía verdades sociales que justificaron sus virtudes. 

Hoy es necesario afinar este nuevo paradigma, comprender con humildad que ya no se trata de agotar el planeta y todos sus seres vivos y que debemos entender que cada quien tiene que hacer lo mejor que pueda sin angustiarse por el volumen de su aporte. Pero debe hacerlo. 

Desde el CPAU este año decidimos que nuestras tres ediciones de la revista Notas estuvieran dedicadas al bien común, la equidad y la resiliencia. 

Creemos que es un aporte en la dirección correcta. Hemos tratado de hacer oír palabras de especialistas de múltiples disciplinas, que sumen para entender que solo el bien común construye, que solo entendiendo la igualdad de condiciones sumaremos diversidad, y que solo actuando y resistiendo conscientemente corregiremos el rumbo de este planeta que seguimos esforzándonos en conocer.