Ejercicio Profesional

lunes, 27 de marzo de 2017  |   

La sociedad paisajista es, sobre todo, urbana, inconstante, dividida, casi esquizofrénica en relación ciudad-campo. Cada uno de sus miembros quisiera el mundo como su jardín secreto. Cada uno aspira a una felicidad sensual, sola o compartida, durable o fugaz, en lugares donde la belleza es preferida a la fealdad, donde la música es elegida en lugar del ruido, el perfume en lugar del hedor, el gusto en vez de la indiferencia, la caricia en lugar del golpe. La sociedad paisajista es hedonista; va en búsqueda perpetua del placer y de la satisfacción, en búsqueda de emociones suaves o fuertes.

En lo más hondo de la resignación, de la fealdad, del dolor o del drama, esa sociedad espera un mundo mejor en un ambiente elegido. “El paisaje –dice Jean-Marc Besse– a la vez delimita un mundo e insinúa sobre sus bordes la presencia de una vida tumultosa”; el paisaje expresa la diversidad de medios que tiene la vida y de miradas que la sociedad da sobre esas diversidades.

Pierre Donadieu
La sociedad paisajista