Conservación y restauración

Jorge N. Bozzano

jueves, 16 de marzo de 2017  |   

¿Por qué la especialidad en conservación y restauración del patrimonio llega a conmover y apasionar?

En primer lugar, el intervenir en una obra de valor patrimonial lleva a unir dos pasiones: el interés por la historia de la arquitectura y por el diseño.

La aproximación a un edificio antiguo, implica conocerlo, “conquistarlo” en muchas de sus dimensiones: investigar acerca de su autor, de la época en que se hizo la obra, cómo era el contexto, quiénes vivieron, cómo se levantó esa obra, con qué materiales y técnicas, con qué enfoque teórico o simplemente con qué moda. El relevar obliga a adentrarse en la construcción entendiendo su sentido más íntimo.

Luego está la necesidad de entender por qué el edificio tiene tal o cual patología, qué aspectos incidieron en su deterioro o en la excelente conservación de sus partes. Conocidos los síntomas, viene el tratamiento, y al mismo tiempo cómo hemos de adaptar algunas de sus partes antiguas a la vida contemporánea. Cómo compatibilizar lo existente con lo nuevo. Qué significado tiene para nuestra cultura hoy, y cómo se ha de proyectar al futuro.

Es una especialidad que invita a hurgar en lo pequeño, en el detalle, pero siempre en el marco de la ciudad o del entorno que le da sentido. Abre el desafío de trabajar con ingenieros especializados, pero también con historiadores, con arqueólogos, con restauradores, con museólogos; el horizonte de la obra se ensancha con las múltiples miradas. Dentro de la especialidad, el amplio panorama de la dirección de obra, el proyecto de intervención, la investigación siempre presente, pero también el asesoramiento a arquitectos no especialistas, a empresas, a entes estatales.

Cada intervención es un comenzar de nuevo, un desafío a la creatividad. Es imposible no apasionarse. 

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